A pesar de ser una persona religiosa, con fe, siempre pensaba que El Rosario era algo muy monótono, como una especie de letanía que me cansaba y le daba más importancia a la oración. Sin embargo desde el año 2004 cambié de parecer, comencé las prácticas del Rosario, tanto a la Virgen María, como a la Divina Misericordia, ahora cada día llego a la comprensión razonable de que esta manera repetitiva de oración nos une más en el amor universal, puedo decir que he recibido muchas respuestas, comunicaciones celestiales, bondades y misericordias inesperadas de Nuestro Padre Celestial así como de nuestra Madre María. El Rosario puede acompañarnos en los momentos difíciles, el simple hecho de tener un Rosario en nuestras manos es una bendición, mucho más si desgranamos sus cuentas con el : Dios te salve María, Padre Nuestro, Gloria, o Por tu misericordiosa pasión............ten piedad de nosotros y del mundo entero.
!Que oración! !que magnitud alcanza!
Sin lugar a dudas el Rosario enlaza los pueblos, las naciones, los continentes y el mundo, poniéndonos en sintonía con nuestro creador, interfiere sobre los enfermos para bienestar cumpliendose la voluntad de nuestro Señor, al mismo tiempo que cuando estamos en oración nuestros pensamientos son positivos, sanos y piadosos.
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